jueves, 22 de julio de 2010

Cesc, el imperialismo y demás jarana

Será el calor del verano o el cambio climático que me afecta en demasía, pero desde hace algunos meses observo con curiosidad el 'caso Cesc' y no puedo evitar sorprenderme con la actitud del Fútbol Club Barcelona.

Recordemos para ponernos en situación al señor Joan Laporta el verano pasado calificando al Real Madrid como club "prepotente e imperialista" por su política de fichajes y comparemoslo al modus operandi de los culés en el caso del capitán gunner. Con Joan Laporta primero y con Sandro Rosell, su teórico enemigo, después.


De siempre ha sido muy criticada la forma de actuar del Real Madrid en lo referido a contrataciones. Consistente parecía ser en convencer primero al jugador para que, una vez conseguido esto, al club no le quedara más remedio que vender fuese cual fuese su voluntad. Era tónica habitual ver las rimbombantes portadas de Sport y Mundo Deportivo colgando del palo mayor al presidente madridista de turno y raro era el día en que no veíamos en prensa como algún club extranjero denunciaba al Madrid por su comportamiento ante las distintas instancias futbolísticas.

Pero no sé si porque en Barcelona lo que prima es "el buenrollismo" o si es por Obama que ha cambiado el Mundo, de golpe y porrazo ya no se escucha nada de todo eso, parece ser que ahora hablar con el jugador antes que con el club sí es legal y en absoluto censurable. Y no sólo eso, sino también escuchar a los jugadores del Barcelona hablar de Fabregas como de un compañero más; escuchar primero a Laporta y después a Rosell reconocer sin ningún pudor sus conversaciones con el futbolista para que presione al club; ver como la prensa catalana amenaza (¿con qué poder?) al club inglés con sacar al jugador mediante sentencia judicial (¡!) por 30 millones si el Arsenal no accede a negociar (visión recomendada: El efecto mariposa, Eric Bress. 2004); e incluso como Xavi advierte públicamente al Arsenal de lo mal que está actuando en el caso Cesc, en un tono con tufo a turbio ciertamente importante. Todo eso ahora sí vale, todo eso es desde el ingenio, desde la cantera y no desde la cartera y todos esos discursos que José Mourinho bien definió en Italia como "prostituzione intellectualle".

Y hablando de imperialismos, hoy mismo el Futbol Club Barcelona ha tomado la decisión de que la prensa no podrá grabar los entrenamientos y solo podrá utilizar las imágenes distribuidas por los medios oficiales del club. Suena a como si Goebbels hubiera vuelto a la vida y ahora guiase los designios de la comunicación blaugrana. Suena a censura, a rancio, a raro. A todo menos a imperialista, eso por supuesto.

Confeti para Quim Domenech.

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