A Maradona se le atragantó el asado
1-0: Thomas Müller. 3'
2-0: Miroslav Klose. 68'
3-0: Arne Friedrich. 74'
4-0: Miroslav Klose. 89'
Las sospechas que todos teníamos al respecto del rendimiento de Argentina ante selecciones grandes se han cumplido. Todas, una por una. La 4-1-5 de Maradona se estrelló en el primer muro de peso que se encontró en su camino.
Y es que ante Nigeria, Corea, Grecia o Mexico si valía confiar en la magia del ataque albiceleste y si valía confiar en Mascherano como super héroe capaz de hacerlo todo y de luchar solo frente al mundo. Pero no ante Alemania. Los de Löw, con la pareja Schwensteiger-Khedira que ha ido creciendo majestuosamente según ha avanzado el Mundial, desactivaron al conjunto argentino desde el primer minuto. Y en el 3 ya se habían adelantado en una pelota parada terriblemente defendida por la defensa argentina que Müller remató solo para poner el 1-0.
Por primera vez en el campeonato Argentina se veía por detrás en el marcador e iba a ser interesante ver su reacción. Pero nos cansamos de esperar porque esa reacción no llegó nunca, consecuencia principalmente del puzzle descabezado que Maradona colocó sobre el terreno. Renunciando incomprensiblemente a Verón/Pastore, con Messi a 50 metros del arco rival, con Tévez y Di María necesitando un milagro para tocar un balón y con Maxi Rodríguez de distribuidor. A cualquiera que se lo digas te respondería que con semejante materia prima hasta un mono habría hecho a su equipo jugar mejor, y tendrá razón.
El partido de Argentina se resumió en balón que coge Messi en el centro del campo, regatea a dos rivales y chuta alta. Combinado todo esto con alguna internada inofensiva de Di María y algunos episodios de la interesantísima telenovela que es ver jugar a Gabriel Heinze. Mientras tanto Alemania se limitaba a jugar sencillo, maniatar a su rival y tocar rápido cuando tenía que hacerlo. Con esas armas pudo sentenciar ya antes del descanso si Müller y especialmente Klose no hubiesen fallado algunas ocasiones claras.
En el segundo tiempo, la sorpresa por el mal juego de Argentina se transformó en indignación cuando comprobamos atónitos que Diego Armando Maradona no introdujo ni un solo cambio. Para él todo debía estar funcionando como la seda. Pero sólo para él porque Alemania seguía dominando el partido a placer, no permitía a Argentina elaborar ocasiones claras ni siquiera diferentes a esos disparos lejanos y salían a la contra con la facilidad de quien juega contra niños.
Finalmente el dominio tuvo premio y en el 68 Miroslav Klose se encargó de rematar a puerta vacía una grandísima jugada alemana, poner el 2-0 y sentenciar el partido. De pronto se le iluminó la bombilla al barrilete cósmico y sacó a Pastore, al que todos reclamaban de inicio, o por lo menos de inicio de la segunda mitad. Claro que lo sacó por Otamendi y retrasó a Maxi al lateral derecho, lo cual supuso un desorden aún mayor. Y precisamente por esa banda llegaría muy poco después el tercero. Una jugada mágica de Schwensteiger que parecía poder regatear hasta a un elefante de haberle salido al paso, terminó en pase de la muerte para Friedrich, que nadie sabe por que estaba allí pero allí estaba, que puso un 0-3 que empezaba a retorcer mucho el orgullo argentino.
De ahí al final ya no hubo partido (si es que lo había habido antes), pero si que hubo tiempo para un último gol, de Klose de nuevo en una contra, que permite al delantero alemán quedar a tan solo un tanto de Ronaldo en la clasificación de máximos goleadores del Mundial. ¿Lo conseguirá?
La peor noticia del partido para Alemania, la amarilla que vió Thomas Müller en la primera parte y que le hará perderse las semifinales.
Alemania:
3- Bastian Schwensteiger
2- Sami Khedira
1- Miroslav Klose
Argentina:
3- Javier Mascherano
2- Carlos Tévez
1- Maxi Rodríguez
Y es que ante Nigeria, Corea, Grecia o Mexico si valía confiar en la magia del ataque albiceleste y si valía confiar en Mascherano como super héroe capaz de hacerlo todo y de luchar solo frente al mundo. Pero no ante Alemania. Los de Löw, con la pareja Schwensteiger-Khedira que ha ido creciendo majestuosamente según ha avanzado el Mundial, desactivaron al conjunto argentino desde el primer minuto. Y en el 3 ya se habían adelantado en una pelota parada terriblemente defendida por la defensa argentina que Müller remató solo para poner el 1-0.
Por primera vez en el campeonato Argentina se veía por detrás en el marcador e iba a ser interesante ver su reacción. Pero nos cansamos de esperar porque esa reacción no llegó nunca, consecuencia principalmente del puzzle descabezado que Maradona colocó sobre el terreno. Renunciando incomprensiblemente a Verón/Pastore, con Messi a 50 metros del arco rival, con Tévez y Di María necesitando un milagro para tocar un balón y con Maxi Rodríguez de distribuidor. A cualquiera que se lo digas te respondería que con semejante materia prima hasta un mono habría hecho a su equipo jugar mejor, y tendrá razón.
El partido de Argentina se resumió en balón que coge Messi en el centro del campo, regatea a dos rivales y chuta alta. Combinado todo esto con alguna internada inofensiva de Di María y algunos episodios de la interesantísima telenovela que es ver jugar a Gabriel Heinze. Mientras tanto Alemania se limitaba a jugar sencillo, maniatar a su rival y tocar rápido cuando tenía que hacerlo. Con esas armas pudo sentenciar ya antes del descanso si Müller y especialmente Klose no hubiesen fallado algunas ocasiones claras.
En el segundo tiempo, la sorpresa por el mal juego de Argentina se transformó en indignación cuando comprobamos atónitos que Diego Armando Maradona no introdujo ni un solo cambio. Para él todo debía estar funcionando como la seda. Pero sólo para él porque Alemania seguía dominando el partido a placer, no permitía a Argentina elaborar ocasiones claras ni siquiera diferentes a esos disparos lejanos y salían a la contra con la facilidad de quien juega contra niños.
Finalmente el dominio tuvo premio y en el 68 Miroslav Klose se encargó de rematar a puerta vacía una grandísima jugada alemana, poner el 2-0 y sentenciar el partido. De pronto se le iluminó la bombilla al barrilete cósmico y sacó a Pastore, al que todos reclamaban de inicio, o por lo menos de inicio de la segunda mitad. Claro que lo sacó por Otamendi y retrasó a Maxi al lateral derecho, lo cual supuso un desorden aún mayor. Y precisamente por esa banda llegaría muy poco después el tercero. Una jugada mágica de Schwensteiger que parecía poder regatear hasta a un elefante de haberle salido al paso, terminó en pase de la muerte para Friedrich, que nadie sabe por que estaba allí pero allí estaba, que puso un 0-3 que empezaba a retorcer mucho el orgullo argentino.
De ahí al final ya no hubo partido (si es que lo había habido antes), pero si que hubo tiempo para un último gol, de Klose de nuevo en una contra, que permite al delantero alemán quedar a tan solo un tanto de Ronaldo en la clasificación de máximos goleadores del Mundial. ¿Lo conseguirá?
La peor noticia del partido para Alemania, la amarilla que vió Thomas Müller en la primera parte y que le hará perderse las semifinales.
Alemania:
3- Bastian Schwensteiger
2- Sami Khedira
1- Miroslav Klose
Argentina:
3- Javier Mascherano
2- Carlos Tévez
1- Maxi Rodríguez
No hay comentarios:
Publicar un comentario