Al margen de aspectos tácticos y del juego, en los que también fallamos, lo que más preocupa de la selección es su mentalidad. Nuestra capacidad para salirnos del partido y desconectar de la realidad es asombrosa. Entregamos parciales en contra realmente absurdos en los momentos más inoportunos, sin ir más lejos en el partido de hoy ante Lituania, en el que hemos desperdiciado en el último cuarto una ventaja de hasta 18 puntos.

Por supuesto, seguimos jugando con sólo un base. Raúl no está siendo una solución y Scariolo no confía en Llull para el puesto de base ni un sólo minuto. Conclusión: Ricky se chupa todo el partido y llega a los finales agotado, presionado y con nula claridad de ideas. Nuestro juego en los últimos tres minutos de partido más se asemeja al futbol americano que al baloncesto: penetraciones suicidas, pedradas, pasos, pies... en definitiva, precipitación. Y mucha responsabilidad sobre eso la tiene el base de un equipo, casi toda. Ay Calde, Calde...
Aún tiene que suceder un cataclismo para que no nos clasifiquemos, pero los cruces que nos esperan son de órdago a grande, a chica, a pares y a juego y, o mucho mejoramos o las vamos a pasar muy canutas. Confiemos en que nos vuelva la inspiración, pero pronto por favor.
Confeti para Navarro.
se lo merece
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