viernes, 27 de agosto de 2010

Melancólicos esquina Castellana


Jorge Murillo. Paseo de los Melancólicos


Podemos creérnoslo. Después de tantos momentos tristes y desafortunados como el gol de Schwarzenbeck o el error de Toni en la Copa del Rey, después de años de desafortunada gestión, después de ese horrible paso por Segunda, el Atlético de Madrid ha vuelto a reinar en Europa. En apenas 3 meses el club colchonero conquistó la Europa League en su primera edición, y añadió un trofeo más a sus vitrinas con la conquista de la Supercopa de Europa.

Para mí, un aficionado desde la cuna al Atlético, había sido muy duro todo este tiempo en el que en clase todos presumían de la Octava, de la Novena y de los títulos ligueros del Madrid, mientras que nosotros nos dábamos con un canto si entrábamos en Europa. Cuando empezó la temporada pasada, allá por septiembre de 2009, me llevé otro chasco con mi Atleti. Un papel paupérrimo en el inicio de Liga, una vergonzosa liguilla en la Champions (sin ganar siquiera al Apoel Nicosia) y un equipo camino de tener otro año perdido.

Pero, por arte de magia y sin esperanzas de que fuera a funcionar tan bien, el Atleti contrató a Quique Sánchez Flores como "apagafuegos". Resultó ser el giro de 180º más perfecto que he visto en mucho tiempo. Se cogió confianza en la Copa; el Calderón se convirtió en fortín, y el 3er puesto de la Champions nos daba acceso a la Europa League para enmendar la plana. Con una plantilla cortísima (prácticamente 13 ó 14 jugadores usados con regularidad), con el rumbo en Liga enderezado, incluso se llegó a soñar con clasificarse de nuevo a Europa a pesar de un inicio horrible. Pero las rondas en Copa se seguían pasando, en la Europa League nadie podía con nosotros, y hubo que dejar de lado el torneo doméstico. A 2 partidos, el Atleti parecía merendarse a todo cuanto hubiese por delante. Y entonces se consumó lo que en noviembre parecía un milagro: llegar a las finales de Copa y Europa League.

Ni qué decir tiene que el que está a la derecha de estas líneas fue el gran héroe en Europa: el 'Cacha' Forlán clasificó al Atleti a la final de Europa con su gol en Anfield, y en la cita decisiva de Hamburgo marcó los dos tantos que le encumbraron definitivamente. Llegó a ser pitado por parte de la grada, pero se reivindicó y ahora tiene un hueco en la historia del Atlético. En la Copa del Rey no hubo la misma suerte, pero conseguir el título europeo daba pasaporte a la Supercopa de Mónaco.

Y allí mi Atleti volvió a brillar: en un partido tremendamente serio, ordenado y tácticamente perfecto, el Inter que amenazaba con igualar al Barça del "sextete" no pudo más que rendirse a un Atlético que dispuso de más ocasiones y que anuló por completo a los grandes nombres del Inter, premiados el día anterior como los mejores de la Champions: no hubo noticias ni de Milito, ni de Maicon, ni de Sneijder, y Julio César no estuvo del todo acertado. Reyes y Agüero concretaron la superioridad que tuvo el Atleti en la mayor parte de los minutos, sin dejar de ser un partido igualado en muchas fases.

Ahora el Atleti puede presumir de títulos europeos; se acabó lo del 'Pupas'. Este equipo es capaz de conseguir títulos como se ha demostrado sobradamente. La Europa League como plato estrella de la temporada, y la Supercopa de Europa como guinda al inesperado pastel.


Miguel Riaño. Paseo de la Castellana


Pues sí, cuesta creer que nuestros vecinos, que durante tanto tiempo vivieron en el trastero y sin ventanas ahora tengan un lujoso ático en todo lo alto del edificio, luminoso y sobrado de espacio.

Y esque la rivalidad entre Real y Atlético de Madrid, antaño dura y muy caliente, ha ido evolucionando con el paso del tiempo a una convivencia cada vez más sana y abierta aunque marcada quizá por un cierto paternalismo por nuestra parte, la de los madridistas, pero ese sentimiento es inevitable. Aunque como madridista siempre se alardee de los diez años del Atleti sin ganar el Bernabéu, o de las decenas de puntos de diferencia al final de la Liga entre uno y otro equipo, uno no puede sino alegrarse por la multitud de amigos, familiares y conocidos a los que, en mi caso, nunca había visto celebrar un título (tenía 5 años cuando el doblete) y que ahora viven, futbolísticamente hablando, en una nube.

Y aunque sé que a muchos atléticos incluido el que arriba escribe este renovado "cariño" les jode sobremanera, me da lo mismo. Os lo mereceis y nos alegramos por vosotros: aficionados, que no club, porque los que allí llevan tanto tiempo mandando bien sabeis vosotros mejor que nosotros que merecen poco. Que el éxito espontáneo no os ciegue y os impida ver tantos años de mala gestión y desprecio a una afición como la vuestra.

Eso sí, muchos parabienes y muchas felicitaciones pero una cosa: la Champions ni tocarla, que ahí sí que nos pondremos serios. Porque ese es el quid de la cuestión, ahora que el Atleti vuelve a crecer, a ganar títulos y en definitiva a ser considerado de nuevo un rival con todas las de la ley, es el momento de que esa rivalidad que en muchos puntos de España, especialmente fuera de la Comunidad de Madrid, se ha perdido, vuelva a resurgir con fuerza. De que se vuelvan a vivir esos días de derbi con los balcones de todas las calles engalanados con los colores indios o vikingos, las regatas en el Retiro, el futbol indoor del día anterior y todo aquello que hacía especiales a esos partidos hasta hace unos años.

Por eso celebremos que con cada título del Atleti el derbi es más derbi, el fútbol más mágico y la vida más sana.

Confeti para el Atleti.




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