Fernando reina en la noche
Grand chelem para el ovetense
Bernie Ecclestone acertó de lleno con su idea de un Gran Premio nocturno. Sí, nos evitaba los madrugones; no, no es inseguro para los pilotos. Además, estrenar esta condición meteorológica en un circuito urbano nos sirve para separar a los buenos de los muy buenos, y a los muy buenos de los grandes. Fernando y Lewis se amoldaron al trazado con una facilidad pasmosa, dejando a sus compañeros a años luz. Sebastian Vettel no tenía más que conducir con el que a priori era el mejor coche para este trazado y sacó una ventaja abismal sobre Mark. Luego, otras revelaciones: segundos espadas como Alguersuari aparecían entre los 10 primeros con absoluta regularidad, mientras Buemi no se aclaraba con el trazado; Hülkenberg tenía calado a Rubens hasta la hora de la verdad.
Y en dicha hora de la verdad, el que no falló fue el que no suele fallar: de nombre Fernando, de apellido Alonso, con un Ferrari por fin a la perfección, en un circuito que le encanta, y con toneladas de presión sobre él. Un terreno conocido para el astur. Compuso una vuelta milimétricamente perfecta en la Q3, y ni siquiera la pudo mejorar en su segundo intento. Vettel, tan anonadado como el resto de los contendientes, no pudo arrebatarle la pole. La carrera estaba casi perdida.
Así, con Alonso, Vettel y Hamilton (posiblemente los 3 mejores pilotos del mundo actualmente) en las 3 primeras posiciones, era cuestión de resistencia. Sería imposible que uno de ellos pudiera dar un destello de calidad sobre los demás: la igualdad era máxima a nivel de talento. El Ferrari patinó en los primeros metros y eso compensó la desventaja de salir desde el lado sucio, pero Seb se mantuvo detrás. Lewis hizo una salida horrible y fue un presagio de lo que le esperaba durante el GP: dificultades. Dificultades porque, aunque frenó magistralmente en el milisegundo oportuno para que Jenson no le robara el 3er puesto en la salida, pronto se vio que tendría que exigir más a los superblandos para poder igualar el ritmo de los dos de delante. La diferencia con Alonso no estuvo mal las primeras vueltas: 2 segundos, 3, 3.5, 4... el problema fue cuando la carga extra exigida a sus ruedas tuvo su efecto: pronto se descolgó de forma triste (a casi un segundo por vuelta de Fernando), y el problema fue a peor. El colchón de 24 segundos con Mark Webber (que, inteligentemente, paró bajo el primer Safety Car) era insuficiente para ganarle la posición, pero aún peor fue cuando se redujo a 20 segundos, con unas ruedas muy gastadas.
Por delante, Alonso y Vettel se intercambiaban vueltas rápidas, aunque era Fernando el que más morados conseguía poner. Con casi 4 segundos de ventaja en algunas fases, se redujo a 2 justo antes del sonoro error de Red Bull de hacer parar a Sebastian en la misma vuelta que el Ferrari. Un error estratégico por explicar que condenó al alemán a memorizarse durante las 61 vueltas el alerón trasero del F10, sin darle siquiera opción de adelantarle en el pit stop. El consuelo para Seb fue que las duras se acoplaron muy rápido al RB6 y redujo las distancias con Fernando a menos de un segundo, justo cuando, por detrás, un ciertamente en el filo Kamui Kobayashi (tras adelantar a Michael Schumacher "a saco") se estampaba contra el muro de la curva 18, con Senna detrás. Un accidente parecido al de Massa y Sutil en 2008, aunque allí el brasileño se salvó. Esta vez, ambos coches quedaron fuera.
Safety Car, distancias a cero, respiro para los frenos, neumáticos sin temperatura. Cuando se fue, Fernando no tenía más que conseguir abrir otro hueco sobre el Red Bull y la victoria estaría en el bote. Cómo no, con una hora de carreras a su espalda y otra hora por delante, nada sería fácil. Vettel no le dejó escaparse a más de 3 segundos y acabó demostrando que hoy el Red Bull era un gran coche de carreras, si no el mejor. No pretendo presumir de nada, pero desde que en Hockenheimring Alonso rozó la pole no tuve ninguna duda de que el F10 había dejado de ser la tortuga que era en clasificación, a costa de perder algo de rendimiento en carrera. Lo vimos en Alemania, ya que Vettel anduvo relativamente cerca todo el fin de semana, y lo hemos vuelto a ver aquí, con Fernando defendiéndose con un coche un par de décimas más lento.
Por detrás, fueron Webber y Hamilton quienes tenían un pique cuerpo a cuerpo. En Albert Park Lewis perdió un posible podio debido al topetazo que Webber le dio en las últimas vueltas. Aquí, tras la parada del McLaren, Webber había salido por delante, pero un Virgin molestó al australiano y Hamilton, siempre atento, se pegó al máximo por la curva 5. El impulso extra lo aprovechó para pasar sin miramientos a Mark por la corta recta hasta la curva 7. Lewis frenó en la zona limpia, de nuevo con su innato talento para adivinar el milisegundo perfecto para frenar de tal forma que hubiese un hueco por el interior para evitar accidentes y aún así permanecer por lo negro, sin pasarse de frenada. El problema fue que Webber reivindicó al máximo su interior, aunque a un par de km/h más de lo recomendable. Las leyes de la física son inmutables, y Lewis no podía desaparecer de donde estaba. Mark perdió un poco el morro y el choque fue inevitable: la suspensión trasera izquierda de Lewis se rompió. Otro cero seguido, en los momentos más importantes de la temporada.
Pero nada de esto afectó a Fernando. Condujo brillantemente, no se dejó afectar por el tráfico y afrontó la última vuelta con lo que más nervioso podría poner a un piloto: un rival a menos de un segundo por detrás, un coche emitiendo llamaradas en la recta de meta y el Safety Car que no sale, y 6 coches por delante dispuestos a ser doblados. Fernando capeó esa presión a la perfección y ganó. De nuevo, como en el 2008, pero sin truculentas intrahistorias de por medio. Pole, victoria, vuelta rápida, líder todas las vueltas. No había mejor noche para que Fernando Alonso inaugurara su marcador de Grand Chelem. Y los que quedan.
Y en dicha hora de la verdad, el que no falló fue el que no suele fallar: de nombre Fernando, de apellido Alonso, con un Ferrari por fin a la perfección, en un circuito que le encanta, y con toneladas de presión sobre él. Un terreno conocido para el astur. Compuso una vuelta milimétricamente perfecta en la Q3, y ni siquiera la pudo mejorar en su segundo intento. Vettel, tan anonadado como el resto de los contendientes, no pudo arrebatarle la pole. La carrera estaba casi perdida.
Así, con Alonso, Vettel y Hamilton (posiblemente los 3 mejores pilotos del mundo actualmente) en las 3 primeras posiciones, era cuestión de resistencia. Sería imposible que uno de ellos pudiera dar un destello de calidad sobre los demás: la igualdad era máxima a nivel de talento. El Ferrari patinó en los primeros metros y eso compensó la desventaja de salir desde el lado sucio, pero Seb se mantuvo detrás. Lewis hizo una salida horrible y fue un presagio de lo que le esperaba durante el GP: dificultades. Dificultades porque, aunque frenó magistralmente en el milisegundo oportuno para que Jenson no le robara el 3er puesto en la salida, pronto se vio que tendría que exigir más a los superblandos para poder igualar el ritmo de los dos de delante. La diferencia con Alonso no estuvo mal las primeras vueltas: 2 segundos, 3, 3.5, 4... el problema fue cuando la carga extra exigida a sus ruedas tuvo su efecto: pronto se descolgó de forma triste (a casi un segundo por vuelta de Fernando), y el problema fue a peor. El colchón de 24 segundos con Mark Webber (que, inteligentemente, paró bajo el primer Safety Car) era insuficiente para ganarle la posición, pero aún peor fue cuando se redujo a 20 segundos, con unas ruedas muy gastadas.
Por delante, Alonso y Vettel se intercambiaban vueltas rápidas, aunque era Fernando el que más morados conseguía poner. Con casi 4 segundos de ventaja en algunas fases, se redujo a 2 justo antes del sonoro error de Red Bull de hacer parar a Sebastian en la misma vuelta que el Ferrari. Un error estratégico por explicar que condenó al alemán a memorizarse durante las 61 vueltas el alerón trasero del F10, sin darle siquiera opción de adelantarle en el pit stop. El consuelo para Seb fue que las duras se acoplaron muy rápido al RB6 y redujo las distancias con Fernando a menos de un segundo, justo cuando, por detrás, un ciertamente en el filo Kamui Kobayashi (tras adelantar a Michael Schumacher "a saco") se estampaba contra el muro de la curva 18, con Senna detrás. Un accidente parecido al de Massa y Sutil en 2008, aunque allí el brasileño se salvó. Esta vez, ambos coches quedaron fuera.
Safety Car, distancias a cero, respiro para los frenos, neumáticos sin temperatura. Cuando se fue, Fernando no tenía más que conseguir abrir otro hueco sobre el Red Bull y la victoria estaría en el bote. Cómo no, con una hora de carreras a su espalda y otra hora por delante, nada sería fácil. Vettel no le dejó escaparse a más de 3 segundos y acabó demostrando que hoy el Red Bull era un gran coche de carreras, si no el mejor. No pretendo presumir de nada, pero desde que en Hockenheimring Alonso rozó la pole no tuve ninguna duda de que el F10 había dejado de ser la tortuga que era en clasificación, a costa de perder algo de rendimiento en carrera. Lo vimos en Alemania, ya que Vettel anduvo relativamente cerca todo el fin de semana, y lo hemos vuelto a ver aquí, con Fernando defendiéndose con un coche un par de décimas más lento.
Por detrás, fueron Webber y Hamilton quienes tenían un pique cuerpo a cuerpo. En Albert Park Lewis perdió un posible podio debido al topetazo que Webber le dio en las últimas vueltas. Aquí, tras la parada del McLaren, Webber había salido por delante, pero un Virgin molestó al australiano y Hamilton, siempre atento, se pegó al máximo por la curva 5. El impulso extra lo aprovechó para pasar sin miramientos a Mark por la corta recta hasta la curva 7. Lewis frenó en la zona limpia, de nuevo con su innato talento para adivinar el milisegundo perfecto para frenar de tal forma que hubiese un hueco por el interior para evitar accidentes y aún así permanecer por lo negro, sin pasarse de frenada. El problema fue que Webber reivindicó al máximo su interior, aunque a un par de km/h más de lo recomendable. Las leyes de la física son inmutables, y Lewis no podía desaparecer de donde estaba. Mark perdió un poco el morro y el choque fue inevitable: la suspensión trasera izquierda de Lewis se rompió. Otro cero seguido, en los momentos más importantes de la temporada.
Pero nada de esto afectó a Fernando. Condujo brillantemente, no se dejó afectar por el tráfico y afrontó la última vuelta con lo que más nervioso podría poner a un piloto: un rival a menos de un segundo por detrás, un coche emitiendo llamaradas en la recta de meta y el Safety Car que no sale, y 6 coches por delante dispuestos a ser doblados. Fernando capeó esa presión a la perfección y ganó. De nuevo, como en el 2008, pero sin truculentas intrahistorias de por medio. Pole, victoria, vuelta rápida, líder todas las vueltas. No había mejor noche para que Fernando Alonso inaugurara su marcador de Grand Chelem. Y los que quedan.
RESULTADOS DE LA CARRERA
1º F ALONSO Ferrari 1:57.53.5792º S Vettel Red Bull +0.2
3º M Webber Red Bull 29.1
4º J Button McLaren 30.3
5º N Rosberg Mercedes 49.3
6º R Barrichello Williams 56.1
7º R Kubica Renault 86.5
8º F Massa Ferrari 113.3
9º A Sutil Force India 122.4*
10º N Hülkenberg Williams 132.8*
11º V Petrov Renault 1 vuelta
12º J ALGUERSUARI Toro Rosso 1 vuelta
13º M Schumacher Mercedes 1 vuelta
14º S Buemi Toro Rosso 1 vuelta
15º L di Grassi Virgin 2 vueltas
16º H Kovalainen Lotus 3 vueltas
R T Glock Virgin Hidráulicos / Vuelta 50
R N Heidfeld BMW Sauber Accidente / Vuelta 37
R L Hamilton McLaren Accidente / Vuelta 36
R C Klien HISPANIA Hidráulicos / Vuelta 32
R K Kobayashi BMW Sauber Accidente / Vuelta 31
R B Senna HISPANIA Accidente / Vuelta 30
R J Trulli Lotus Hidráulicos / Vuelta 28
R V Liuzzi Force India Daños por accidente / Vuelta 2
* Sancionados con 20 segundos por cortar la curva 7 en la primera vuelta.
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