La NBA anda desde hace unos días de pre-season, o pretemporada de toda la vida. Es pronto para juzgar nada pero comienzan a verse cosas, detalles que bocetan lo que nos puede deparar este curso baloncestístico. La próxima semana hablaré del nuevo Big Three de Miami, que de momento es Big Two porque en el primer partido Wade se lesionó a los dos minutos y hasta ahora "sólo" podemos disfrutar de LeBron James y Chris Bosh. Pero esta semana me toca barrer para casa y hablar de mis Washington Wizards.
Tras cuatro años en play-offs, de 2004/2005 a 2007/2008 (siendo eliminados en tres de ellos por Cleveland en primera ronda), las dos últimas temporadas han sido para los capitalinos un importante calvario. 19 victorias en 2008/2009 y 26 en 2009/2010, multitud de polémicas, historias a cada cual más bizarra y la suspensión de Arenas que terminó de dar la puntilla a un equipo anárquico, caótico y sólo apto para estómagos muy duros.
La buena nueva para los Wizards fue que toda esta sucesión de tragedias desembocó al final en alegría: el número 1 del draft. Washington tenía la posibilidad de conseguir a la gran estrella del Draft 2010, John Wall, y así lo hizo. Base eléctrico, rapidísimo, anotador compulsivo, gran penetrador pero algo chupón, lo que de inmediato hizo encender las alarmas sobre sus posibles roces con Gilbert Arenas, dos gallos demasiado gallos para un mismo corral e incluso para un mismo puesto. Los propios jugadores se encargaron de desmentirlo desde un primer momento y con el inicio de los partidos de pre-season, también desde el banquillo se ha dejado claro el rol de cada uno. Wall juega de base; Arenas de alero, de 3.
Y entre medias de ellos, el "robo" del verano para los Wizards: Kirk Hinrich. Chicago aceptó mandarle a Washington a cambio de dos futuras elecciones de draft. Un jugador sobrio, inteligente, conocedor del juego, gran defensor y anotador si tiene el día. Reúne muchas de las características que en Washington han sido desconocidas en los últimos años, en especial las cuatro primeras. Está jugando de 2 y Wall de 1, en mi opinión debiera de ser al revés, aunque Hinrich lleve ya tiempo jugando en esa posición para mi siempre será un base, desde luego más base que Wall. Cuando dirige Kirk el equipo tiene orden, cobra sentido y cierta pausa, cuando lo hace Wall el partido entra en el terreno de la esquizofrenia y la imprevisibilidad. Tan pronto puede resultar genial como caótico, de momento los resultados no son malos.
Arenas por su parte, parece que está calmado, más centrado, parece haber aprendido algo de todo lo que pasó. Es sin duda la mejor noticia que pueden recibir los Wizards, pasar de tener un serio problema de muchos millones al año, a tener de nuevo un jugador determinante. De 3, de cañonero, está respondiendo a las mil maravillas, jugando inteligente, bien.
El juego interior es harina de otro costal. Ahí, como desde hace incontables años, Washington sigue teniendo un problema muy serio tanto de calidad como de intensidad. Los titulares parece que serán Blatche y McGee, con lo que ello supone. Andray Blatche es un jugador que explota sus recursos lejos del aro, jugando en el poste alto o incluso por el exterior aprovechando su velocidad, potencia para penetrar o incluso para amenazar con el tiro, pero en rebote y defensa su aportación es escasa. Si a esto le sumamos que su compañero, McGee es lo que comunmente se conoce como un sangre de horchata, la cosa se complica.
Washington ha jugado tres partidos, ha ganado dos (ante Dallas y ante Cleveland) y ha perdido uno (ante Chicago). Sin embargo, en los tres ha perdido claramente la batalla del rebote, especialmente en el partido ante Chicago en el que Noah y Asik dominaron claramente los tableros, permitiendo a los Bulls capturar hasta 20 rebotes más que los Wizards. Este problema no lo soluciona Jianlian, otro que, como Blatche, crece lejos del aro y que incluso puede jugar de 3. Sí aporta algo de esa intensidad y garra Trevor Booker, bregador, voluntarioso y fuerte, pero limitado. En definitiva, hace falta un 5 como el comer.
Otro problema es la falta de profundidad de plantilla. Desde el banco solo Young, Jianlian, Booker o Thornton pueden ser alternativas sólidas, el resto incógnitas.
Pese a esto, el roster tiene calidad y, sobre todo, capacidad anotadora para parar un tren. Todavía están a tiempo de moverse, si se consigue un 5 grande y cumplidor, fuerte en la zona, el equipo pintaría fantástico. Sin ese 5, pinta solamente bien.
Así pues, ¿será este año cuando comencemos a remontar el vuelo y a volver a pelear por los Play-Offs?
Confeti para Gilbert Arenas.
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