Hace sólo 5 y 8 meses, respectivamente, que el Atlético consiguió la Supercopa de Europa y la Europa League. Algunos bromeaban, diciendo que los niños que se comenzaran a aficionar al fútbol se harían del Atleti por ser un equipo que ganaba títulos. Lo que muchos de esos niños no saben es que hace apenas 23 años, al acabar la temporada 86-87 (aquella de los espantosos playoffs), el Atlético se encontraba a sólo 2 títulos ligueros del Barcelona, ahora considerado el mejor club del mundo. Por qué ahora les separan no sólo 11 entorchados, sino millones de euros, prestigio mundial y, sobre todo, calidad futbolística presente se puede resumir en tres letras: Gil.
No todo es culpa del susodicho, está claro. De hecho, en el primer quinquenio con don Jesús de presidente, el equipo acabó todas las temporadas entre los 4 primeros: incluso se conquistaron dos Copas del Rey, una de ellas contra el Madrid y nada menos que en el Bernabéu. Pero, poco a poco, el club entró en una decadente línea. El inesperado doblete del 96 dio impulso para un par de años, pero otra espiral descendente y la inefable intervención judicial al club lo condenaron al ostracismo de Segunda. Cuando unos años después volvió a Primera, todos pensamos que la normalidad volvería y que se lucharía por Europa en 2 ó 3 campañas. Pero nada más lejos de la realidad, tuvieron que pasar 5 años para que el Atleti entrara en UEFA (y vía Intertoto), pero la actuación allí fue decepcionante, perdiendo contra un equipo muy inferior como el Bolton. Costó clasificarse para la Champions, pero en las 2 campañas que se consiguió no se pudo pasar de octavos. En la segunda, el espanto fue tal que acabó delante del Apoel Nicosia sólo por goalaverage. Eso le dio el pasaporte a la Europa League, y nunca un billete fue tan rentable. Gracias a ello, vino otro accidente en forma de doblete: esta vez, la Europa League y la Supercopa de Europa, con derrota en la final de la Copa del Rey incluida.
¿Y para qué todo este repaso de la historia? Pues para demostrar que lo que tenemos en la actualidad no es más que el remanente de 20 años desastrosos en cuanto a gestión económica y deportiva. Que un club grande como el Atlético haya tenido que soportar el "caso camisetas", los "negritos" y decenas de fichajes cuyo único fin eran enriquecer ciertos bolsillos es un bochorno. El paso por Segunda fue traumático, y el agujero económico sigue abierto, gracias en parte a la paupérrima gestión de Enrique Cerezo, un productor de cine dirigiendo al tercer club de más éxito en España. La mitad del dinero en fichajes se va a Hacienda; la venta del Calderón, a pesar del rechazo de la mayoría de la afición, es calificada de "negocio redondo", mientras que paulatinamente las declaraciones van siendo más y más pesimistas, hasta llegar a tener que oír que el Atlético no ganará nada con el cambio de estadio.
Pero no quiero extenderme con la situación económica, ya que es más compleja de lo que parece y escapa al entendimiento del aficionado de a pie. Vayamos a lo que más nos apasiona: el deporte mismo. Estamos en la 9ª temporada en Primera desde que el Atleti regresó, y el bagaje es deprimente: dos cuartos puestos (para una entidad que, recordamos, tiene un cuarto puesto como posición MEDIA desde que cambió su nombre de "Atlético Aviación" a "Atlético de Madrid") como mejor posición, una final de Copa, dos participaciones en Champions y 3 en UEFA / Europa League. Los títulos del año pasado maquillan el panorama, pero a todo el mundo le dio la impresión de que se trataban de hechos aislados, combinando la calidad del plantel con el nuevo ánimo que insufló el cambio de entrenador y la dosis de suerte necesaria en este tipo de torneos.
Los nombres de los jugadores que han pasado por la entidad estos últimos años asustan; pero no por la grandeza de los mismos, sino por lo mediocres, inexplicables y rematadamente malos de la gran mayoría. Por citar unos cuantos nombres: Dobrowolski, Pilipauskas, Bogdanovic (por el que los Gil tuvieron que declarar en el juzgado), Richard Núñez, Wicky, Nimny, Celso Ayala, Venturin, Tilico, ‘Juanchi’ González, Iván Rocha, Novo, Pilipauskas, Richard Núñez, Maguy, Moacir, Prodan, Torrisi, Njegus, Frascarelli, Lukic, Tomic, ‘Pollo’ Olivera, Hugo Leal, Rodrigo Fabri, Dani, 'Pato' Sosa, Kosecki, Rodax, Eller o Cléber Santana. Jugadores perfectamente válidos para un equipo de media tabla, pero no para un club que debería optar a ganar títulos todos los años. Y ahora, la nefasta planificación estrena su última función: Simão y Jurado, dos de los pocos jugadores del Atlético que podían desenvolverse medianamente en la mediapunta (o la banda izquierda), son vendidos.
En cualquier otro club, la venta de dos jugadores de la misma demarcación habría conllevado el fichaje urgente de otro par de extremos, o al menos de uno más un chaval de la cantera. Pero en el Manzanares las cosas se hacen de otra manera: todavía queda mercado invernal (un sitio donde no hay muchas soluciones), pero la impresión es que ni va a haber refuerzos ni subirá gente del filial, el cual las pasa canutas para salvarse en 2ª B, para qué hablar de subir a los chicos a Primera. No obstante, el Atlético, especialista en salir de Guatemala para meterse en Guatepeor, intenta hacer creer a la afición por medio de su presidente Cerezo y de su director deportivo Gil Marín* que están negociando duramente para traerse a una estrella que nos vendrá como agua de mayo, aunque el esfuerzo sea titánico. ¿Que de quién estamos hablando? De Juanfran, jugador de Osasuna. Efectivamente. Sigamos con las medianías. Con todos mis respetos para la entidad navarra, ¿quién se quiere creer que un jugador de un equipo que lucha por no bajar va a ser quien sustituya a Simão y Jurado?
No seré nunca el primer defensor del portugués ni del gaditano, debido en parte al nulo desborde del primero en los últimos tiempos y a la poca regularidad en el juego del segundo (a pesar de haber participado en todos los partidos la pasada campaña). Pero está claro que si la plantilla es corta, vender a dos jugadores sin traer recambios es un suicidio y a toda costa habría que haberlos mantenido. Y por si Juanfran no fuera poco, el Atlético también ha hecho algo que últimamente gusta mucho de hacer, que es explorar en mercados extranjeros y encontrar jugadores desconocidos: Elías y Miranda, centrocampista y central respectivamente, son 2 ejemplos más del juego de Gil Marín y cía: cual videojuego de mánager de fútbol, seleccionan en el filtro "coste del jugador: menor de 6M €", y fichan a los jugadores esperando que se produzca un milagro y resulten ser maravillas, algo que ni siquiera Monchi, director deportivo del Sevilla y experto en esas lides, es capaz de hacer siempre. Lo que ocurrió con Pantic (para quien no le conozca, un desconocido bajito que llegó el año del doblete y conquistó a la afición hasta tal punto de tener en la esquina un ramo de flores en recuerdo a su magistral golpeo a balón parado) ocurre una vez cada mucho tiempo, pero la directiva intenta que sean así todos los fichajes. Elías y Miranda no deberían ser excepciones, son dos incógnitas que no cubren nuestras vacantes: un organizador (¿de veras es nuestra solución un brasileño desconocido?) y un extremo zurdo. Es más, la foto del primero posando con cierta bufanda en la presentación evoca un desastre más como el del Pato Sosa, cuando se tropezó en sus primeros toques al balón; un mal presagio de lo que efectivamente vendría.
Así, entre la mediocridad, una directiva de dudosa fiabilidad y unos resultados alejados de los objetivos, que son acabar terceros y conquistar un título, la nave rojiblanca vuelve a encallar. El Atlético, un navío inestable capaz de derribar a la mejor flota y a la vez de hundirse con una facilidad pasmosa, navega a la deriva por el Manzanares, mientras sus más fieles marineros recuerdan batallas pasadas. No obstante, si la capitanía del barco la siguen teniendo los Gil, me temo que la fragata colchonera seguirá viajando sin rumbo.
* Puede parecer una broma pesada que le den el trofeo como mejor gestor en todo el mundo, pero desde luego ganar dos títulos con el dinero invertido en fichajes parece significar que Gil Marín ha acertado con los fichajes...
Por último, felicitaros a todos los seguidores del blog (¡6000 visitas ya!) el Año Nuevo, y esperemos que el 2011 nos dé más satisfacciones que el 2010.
¿Y para qué todo este repaso de la historia? Pues para demostrar que lo que tenemos en la actualidad no es más que el remanente de 20 años desastrosos en cuanto a gestión económica y deportiva. Que un club grande como el Atlético haya tenido que soportar el "caso camisetas", los "negritos" y decenas de fichajes cuyo único fin eran enriquecer ciertos bolsillos es un bochorno. El paso por Segunda fue traumático, y el agujero económico sigue abierto, gracias en parte a la paupérrima gestión de Enrique Cerezo, un productor de cine dirigiendo al tercer club de más éxito en España. La mitad del dinero en fichajes se va a Hacienda; la venta del Calderón, a pesar del rechazo de la mayoría de la afición, es calificada de "negocio redondo", mientras que paulatinamente las declaraciones van siendo más y más pesimistas, hasta llegar a tener que oír que el Atlético no ganará nada con el cambio de estadio.
Pero no quiero extenderme con la situación económica, ya que es más compleja de lo que parece y escapa al entendimiento del aficionado de a pie. Vayamos a lo que más nos apasiona: el deporte mismo. Estamos en la 9ª temporada en Primera desde que el Atleti regresó, y el bagaje es deprimente: dos cuartos puestos (para una entidad que, recordamos, tiene un cuarto puesto como posición MEDIA desde que cambió su nombre de "Atlético Aviación" a "Atlético de Madrid") como mejor posición, una final de Copa, dos participaciones en Champions y 3 en UEFA / Europa League. Los títulos del año pasado maquillan el panorama, pero a todo el mundo le dio la impresión de que se trataban de hechos aislados, combinando la calidad del plantel con el nuevo ánimo que insufló el cambio de entrenador y la dosis de suerte necesaria en este tipo de torneos.
Los nombres de los jugadores que han pasado por la entidad estos últimos años asustan; pero no por la grandeza de los mismos, sino por lo mediocres, inexplicables y rematadamente malos de la gran mayoría. Por citar unos cuantos nombres: Dobrowolski, Pilipauskas, Bogdanovic (por el que los Gil tuvieron que declarar en el juzgado), Richard Núñez, Wicky, Nimny, Celso Ayala, Venturin, Tilico, ‘Juanchi’ González, Iván Rocha, Novo, Pilipauskas, Richard Núñez, Maguy, Moacir, Prodan, Torrisi, Njegus, Frascarelli, Lukic, Tomic, ‘Pollo’ Olivera, Hugo Leal, Rodrigo Fabri, Dani, 'Pato' Sosa, Kosecki, Rodax, Eller o Cléber Santana. Jugadores perfectamente válidos para un equipo de media tabla, pero no para un club que debería optar a ganar títulos todos los años. Y ahora, la nefasta planificación estrena su última función: Simão y Jurado, dos de los pocos jugadores del Atlético que podían desenvolverse medianamente en la mediapunta (o la banda izquierda), son vendidos.
En cualquier otro club, la venta de dos jugadores de la misma demarcación habría conllevado el fichaje urgente de otro par de extremos, o al menos de uno más un chaval de la cantera. Pero en el Manzanares las cosas se hacen de otra manera: todavía queda mercado invernal (un sitio donde no hay muchas soluciones), pero la impresión es que ni va a haber refuerzos ni subirá gente del filial, el cual las pasa canutas para salvarse en 2ª B, para qué hablar de subir a los chicos a Primera. No obstante, el Atlético, especialista en salir de Guatemala para meterse en Guatepeor, intenta hacer creer a la afición por medio de su presidente Cerezo y de su director deportivo Gil Marín* que están negociando duramente para traerse a una estrella que nos vendrá como agua de mayo, aunque el esfuerzo sea titánico. ¿Que de quién estamos hablando? De Juanfran, jugador de Osasuna. Efectivamente. Sigamos con las medianías. Con todos mis respetos para la entidad navarra, ¿quién se quiere creer que un jugador de un equipo que lucha por no bajar va a ser quien sustituya a Simão y Jurado?
No seré nunca el primer defensor del portugués ni del gaditano, debido en parte al nulo desborde del primero en los últimos tiempos y a la poca regularidad en el juego del segundo (a pesar de haber participado en todos los partidos la pasada campaña). Pero está claro que si la plantilla es corta, vender a dos jugadores sin traer recambios es un suicidio y a toda costa habría que haberlos mantenido. Y por si Juanfran no fuera poco, el Atlético también ha hecho algo que últimamente gusta mucho de hacer, que es explorar en mercados extranjeros y encontrar jugadores desconocidos: Elías y Miranda, centrocampista y central respectivamente, son 2 ejemplos más del juego de Gil Marín y cía: cual videojuego de mánager de fútbol, seleccionan en el filtro "coste del jugador: menor de 6M €", y fichan a los jugadores esperando que se produzca un milagro y resulten ser maravillas, algo que ni siquiera Monchi, director deportivo del Sevilla y experto en esas lides, es capaz de hacer siempre. Lo que ocurrió con Pantic (para quien no le conozca, un desconocido bajito que llegó el año del doblete y conquistó a la afición hasta tal punto de tener en la esquina un ramo de flores en recuerdo a su magistral golpeo a balón parado) ocurre una vez cada mucho tiempo, pero la directiva intenta que sean así todos los fichajes. Elías y Miranda no deberían ser excepciones, son dos incógnitas que no cubren nuestras vacantes: un organizador (¿de veras es nuestra solución un brasileño desconocido?) y un extremo zurdo. Es más, la foto del primero posando con cierta bufanda en la presentación evoca un desastre más como el del Pato Sosa, cuando se tropezó en sus primeros toques al balón; un mal presagio de lo que efectivamente vendría.
Así, entre la mediocridad, una directiva de dudosa fiabilidad y unos resultados alejados de los objetivos, que son acabar terceros y conquistar un título, la nave rojiblanca vuelve a encallar. El Atlético, un navío inestable capaz de derribar a la mejor flota y a la vez de hundirse con una facilidad pasmosa, navega a la deriva por el Manzanares, mientras sus más fieles marineros recuerdan batallas pasadas. No obstante, si la capitanía del barco la siguen teniendo los Gil, me temo que la fragata colchonera seguirá viajando sin rumbo.
* Puede parecer una broma pesada que le den el trofeo como mejor gestor en todo el mundo, pero desde luego ganar dos títulos con el dinero invertido en fichajes parece significar que Gil Marín ha acertado con los fichajes...
Por último, felicitaros a todos los seguidores del blog (¡6000 visitas ya!) el Año Nuevo, y esperemos que el 2011 nos dé más satisfacciones que el 2010.
Buen análisis Mourillo xD. Se ve que en el Manzanares seguís sin estar contentos con los Gil. Y te honra el criticar lo de la bufanda antimadridista.
ResponderEliminarPD: Son 5990 visitas, no te emociones con 6000.
Ya son 6.000, amigo =)
ResponderEliminarSi. Ya lo son xD
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