jueves, 8 de septiembre de 2011

Garrafón

El fútbol español tiene problemas. Problemas en plural, muchos más allá de los derechos televisivos. Problemas que se aparcan durante años, en una cuesta y sin freno de mano, hundiéndose más cada día ante la pasividad de los que en teoría deben solucionarlos.

Uno de ellos, y en él poco tiene que ver la LFP, es la Copa del Rey. Una competición que conserva su prestigio gracias a la memoria y a un recuerdo cada vez más lejano. Una competición maltratada, no por los aficionados, no por el sistema, no por los medios, sino por sus propios organizadores. Sólo así se entiende que la Real Federación Española de Fútbol programe partidos de Copa del Rey a la misma hora que partidos de la Selección Española; que condene rondas al auténtico ostracismo, como las que nos ocupan en estos días. Una competición que, salvo en contadas ocasiones, es un estorbo. 

Muchos equipos de 2ª, los pocos de 2ªB que tienen ocasión de jugarla, y alguno que otro de la 1ª División, sueñan con quitarse del medio una carga de partidos que no les aporta nada en ningún sentido. No les da dinero a no ser que el sorteo les regale una eliminación más que posible ante Real Madrid y Barcelona; no les da motivación competitiva porque los cambios en su estructura la han convertido en una competición de pequeños pensada para los grandes. Sólo quebraderos de cabeza.

Todo esto da como resultado una competición opaca, extraña y de interés reducido, salvo cuando coincide que los gigantes se encuentran en la final. Entrenadores que declaran públicamente que preferirían ser eliminados, alineaciones plagadas de juveniles y partidos de un nivel ínfimo. En cuanto un equipo hace unas rotaciones moderadas y sale al campo con actitud, como hoy el Valladolid, le mete 6 sin despeinarse al Nástic, equipo de su misma categoría y con motivaciones diferentes. Sin derechos televisivos ni tarta de ningún tipo, desigualdad estructural pura y dura, generada por una gestión pasiva unas veces y activa e inútil otras. 

Cuando las cosas no funcionan, se cambia algo para que lo hagan. En España no, obviamente. Los, muy entre comillas, responsables del éxito de la selección son también los responsables del fracaso estrepitoso de todo el resto del mundo futbolístico de este país. Mirar a la 2ª División B y a la 3ª es aterrador, juego de niños al lado de los business de Del Nido. Pongamos todo en la balanza y valoremos, arreglemos desde la base y no desde el tejado. Aunque sólo sea por una vez. 

Confeti para Nauzet Alemán. 


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