Volvió Porfirio Fisac a reencontrarse con su ex equipo.
Volvió Luis Casimiro a la que fue su casa muchos años. Volvió el azul de la camiseta
al Fernando Martín. Tantas cosas volvieron que el baloncesto eléctrico y letal
del Fuenlabrada del año pasado no iba a ser menos, y también hizo acto de
presencia. Y de qué manera. Valladolid aguantó dos cuartos antes de que el
chaparrón se acrecentara hasta el 85-57 final.
Sin Penney, recién llegado, ni Sené, que llega hoy tras
solucionar sus problemas de visado, Fuenlabrada no sufrió para imponer su ritmo
desde el principio. Lo hizo en primera instancia ahogando al Valladolid en la
zona, donde sufre más. Los de Casimiro necesitan a un 5 como el comer, de los
de verdad. Sin él, se encontrarán con los mismos problemas que hoy, con el equipo
rival dominando el rebote y generando canastas interiores con relativa
facilidad. Si además, sus cañoneros no están entonados en ataque, el desastre
es predecible. No obstante, al final del primer cuarto el dominio fuenlabreño
sobre la pista no se traducía explícitamente en el marcador: 18-13.
El segundo empezó con el ‘Fuenla ‘ engrasando los cañones.
Muñoz y Cortaberría se convertían en los improvisados artilleros de la escuadra
de Fisac y llevaban el partido a la brecha de la ruptura (25-17). Reaccionó,
esta vez sí, Blancos de Rueda. Mostró los que a día de hoy, sin un cinco, son
sus argumentos: Diego García martilleando desde el 6.75, intensidad en todas
las líneas y aprovechamiento de la versatilidad y la potencia del francés
Touré. Fuenlabrada aguantó bien el intercambio de canastas, pero aun así los
visitantes consiguieron llegar al descanso por encima en el marcador merced a
dos triples de Touré y Robinson: 35-36.
En el descanso, Fuenlabrada abrió las ventanas y aprovechó
para ventilar. Valladolid volvió a la pista oliendo a sudor. Tres buenos
ataques y tres buenas defensas del Fuenlabrada sirvieron para desconcertar a
los de Casimiro, que se perdieron en un mar de imprecisiones, pérdidas, tiros
fuera de sistema y nerviosismo. Fuenlabrada no perdonó ni uno solo de esos errores
y al contraataque destrozó las aspiraciones vallisoletanas sin mostrar reparo.
Vega, Muñoz, Laviña, Colom, todos sumaron para el bestial parcial de 24-0 que
hundió al Valladolid y al partido en general. Diego García lo cortó con un
triple, pero la reacción ya no era posible. El 59-43 lo dejaba claro.
Todo eran buenas noticias para el Fuenlabrada, de no ser por
la inoportuna lesión de Ayón, a mediados del tercer cuarto. Un mal apoyo en la
caída de un salto le apartó de la cancha aquejado de su tobillo derecho.
El último período sirvió de reválida. Sirvió para que
Fuenlabrada comprobase que Barton debe
ser capital, que la cantera pisa fuerte y que por detrás vienen chavales como
Kohout y Casas pidiendo sitio. También para que Valladolid ratificase sus
virtudes, que las tiene, y dejase claros sus defectos, que son más, con la esperanza de que el
mensaje cale y la solución llegue pronto. Al final, 85-57 que satisface a unos
y preocupa a otros. Queda tiempo, pero cada vez menos.
85 – Baloncesto Fuenlabrada: Colom (4), Casas (7), Barton
(9), Ayón (10), Mainoldi (5) – Kohout (7), Laviña (6), Vega (10), Laso (6),
Cortaberría (9), Sánchez (2) y Muñoz
(11).
57 – Blancos de Rueda Valladolid: Dumas (2), Robinson (8),
Umeh (0), Touré (8), Martín (10) – García (14), Uriz (4), Jhornan (0), I.López
(4), Tx.López (2), Seawright (5).
Quino Colom: "La base se mantiene, el estilo será parecido"
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